80 manos… ¡tonelada y media!
Finalmente, junto con Ecologistas en Acción de Almería, nos juntamos ayer unas 40 personas en Los Escullos y enseguida estábamos organizados en tres grupos: una primera cala, que en principio parecía “fácil” pues aparentaba ser una concentración de bidones y plásticos más o menos ligeros, se convirtió en la peor de la sorpresas: debajo de la capa de envases se escondía un metro de profundidad relleno de bolas de poliestireno (corcho blanco) que hubo que embolsar a mano para evitar que las bolitas blancas volvieran al mar y, en buena parte, al estómago de peces y tortugas.
La segunda cala, sólo accesible a través de una escalera de madera allí instalada, ofrecía una mancha de petróleo solidificado de unos diez metros cuadrados y unos cinco centímetros de espesor. Aquí estuvo el trabajo más duro a cargo de los voluntarios más jóvenes: piquetas y azadas para despegar el chapapote de la roca y, después, espuertas de 30 kilos subidas a mano por la escalinata: cerca de una tonelada que fue transportada en un pick up por los dos empleados del Parque que colaboraron en la limpieza.
Por último, la cala anterior a la Playa del Embarcadero, que en principio prometía un trabajo más o menos llevadero, se convirtió en la práctica en un laberinto de grietas repletas de desechos de barco. Se trabajó duro y se sacó lo que se pudo, pero la arena acumulada durante años en los días de Levante y olas hicieron complicada la labor: cada bidón, botella, cuerda o caja allí abandonada suponía un verdadero trabajo de excavación y paciencia hasta lograr sacarlo.
Como en todas las limpiezas que hemos hecho, aunque te queda la sensación de que no has podido con todo y que hubieran hecho falta cuatro días en vez de cuatro horas, la satisfacción es general… Well done!
Muchas gracias a Marcos Dieguez y a todos los voluntarios de Ecologistas en Acción de Almería. ¡Nos vemos pronto!