Wednesday, 22 April 2009
Clean Ocean Project in Fuerza 7.
Me acerqué a la playa y no vi a nadie. Ya me equivoque otra vez, me dije. Eres un ... desastre. Pensaba que hoy era la limpieza y no había nadie. Sin embargo, lo que si había era un buen baño, así que me fui al agua directo.
Por la noche llamé a Wim, me quería asegurar de la fecha de la limpieza de Famara. Me contestó que si habían estado limpiando la playa como estaba programado pero que el grupo era tan reducido y la playa tan larga que, probablemente, al dispersarse, no se identificaban bien. Eso, o yo tenía más ganas de navegar que de limpiar. Me sentí un poco culpable: era mi playa y la estaban limpiando un puñado de guiris. A partir de entonces voy a todas las limpiezas que puedo. En la siguiente limpieza participó todo el pueblo, el colegio, los surferos... No cabía la menor duda , aquella infructuosa campaña si había servido para algo.
Todo empezó en el norte de Fuerteventura, cuando al dueño de un taller de serigrafía le preocupó mucho el estado de la costa donde empezaba a surfear todos los días. Los surferos, campaban literalmente a sus anchas dejando basura por todas partes. Claro, era lo normal en un entorno que se asemejaba más a un vertedero que a todo un virgen litoral. Enseguida comenzó a organizar limpiezas y comidas, repartiendo camisetas e intentando transmitir un mensaje de solidaridad con el océano y sus costas: cuidémoslo y respetémoslo.
Wim hacia diseños para algunas marcas canarias de ropa que vivían de la moda del surf, y por tanto, basadas en el mar y en sus olas, un mundo donde todos trataban de exprimir a la gallina de los huevos de oro hasta su agonía, pero donde pocos, se preocupaban de devolver una contrapartida a ese océano cada vez más enfermo que les daba la vida (una buena calidad de vida). Y haciendo un giro en su trayectoria profesional, en lugar de servir a los tiburones del mercado, fundó Clean Ocean Proyect, invirtiendo así su ingenio en diseños propios decididamente comprometidos donde buena parte de sus beneficios se revierten en el medioambiente, el mismo que nos hace ser personas, o simplemente, el que nos hace ser. Diseños y limpiezas, que han tratado de concienciar e implicar a la población y también a los políticos locales que poco hacían por sus costas.
Desde esos primeros noventa, la sensibilidad ecológica entre los surferos y habitantes de Fuerteventura ha ido creciendo y el panorama ha cambiado mucho desde entonces donde COP ha aportado su granito de arena, pero este invierno los días de grandes olas han sido abundantes, como si nos quisieran recordar que el planeta, tocado del ala por la contaminación humana, quisiera expresar su enfado con galernas y tsuamis al más puro estilo apocalíptico. Si te pesa esta fantasía, que bien podría ser real, apúntate a la última campaña de COP y tráete algo de basura de tu playa para la papelera de tu casa. Que ya sabes: menos es más.