Como ya sabéis, la isla de la Graciosa, es una de las grandes joyas de nuestras queridas Islas Canarias. Situada al norte de Lanzarote, cuenta con un entorno natural único, arropada por sus playas de agua cristalina que hacen de esta un lugar paradisíaco.
Declarada Parque Natural Protegido, ha sido una de nuestras preocupaciones durante los últimos años, en los que desde Cleanoceanproject hemos venido denunciando su abandono, y su falta de recursos en materia medioambiental y de tratamiento y recogida de basura.
Tres años hicieron falta desde el primer artículo que publicamos en el 2007 apuntando la situación en la que se encontraba la isla para que se tomaran cartas en el asunto, y por supuesto, un equipo de COP, se embarcó rumbo a la Graciosa para ver los progresos, que os detallamos en nuestro blog en julio del 2010.
Este mes de febrero, el velero de Cleanoceanproject y su tripulación volvieron a surcar las aguas revueltas del Atlántico, con ilusiones renovadas y la esperanza de encontrar en cada viaje una Isla que mejora día a día tal y como se merece.
Nuestra llegada a las costas de la Graciosa no fue fácil. La travesía con 30 nudos de viento, 6 metros de olas y tormentas inesperadas, hicieron que comenzáramos esta aventura intensamente.
El recibimiento de sus gentes a nuestra llegada, como siempre, fue maravilloso, y después de un buen descanso nos pusimos a trabajar. En primer lugar los contenedores en medio de la playa del pueblo ya no están ubicados allí. Que alegría!!, era difícil de comprender que ocuparan ese espacio. Los caminos en la isla están marcados y señalizados. Hay rutas para coches y bicis, con aparcamientos de estás últimas en la playa. Guardias que controlan que los coches no se salgan de los caminos marcados… nuestra satisfacción aumentaba por minutos.
Nos llamó mucha la atención el nombre de las calles pintadas artesanalmente en las paredes. Una manera sencilla, bonita y económica, que demuestra que no siempre la falta de servicios es una cuestión de presupuesto.
Y seguimos hablando de Arte. ¿Recordáis las bolas de chapapote que con tristeza os describimos en la pasada publicación? Grata sorpresa nos llevamos al comprobar que, a pesar de no haber sido retiradas, algún artista les ha sacado provecho realizando unas curiosas esculturas que nos hacen pensar que hasta las cosas menos útiles tienen una segunda oportunidad.
Pero no todo el campo es orégano. Uno de los puntos negros que creíamos desaparecido no lo está. El vertedero sigue en el mismo lugar, tapado con tierra, y con uno mayor justo al lado donde se sigue quemando la basura. Hay que añadirle los restos de las obras de los caminos anteriormente mencionadas… vamos, que los desperdicios siguen al borde de los acantilados esperando que un golpe de viento los empuje al mar. Desde aquí nos preguntamos: ¿Cuando estará lista la planta de tratamiento de residuos?. Por el bien de todos esperemos que muy pronto.
Este viaje ha sido una experiencia muy interesante. Volvemos a casa contentos de lo que hemos visto. Se han hecho cosas, la isla mejora, pero no olvidemos que quedan materias importantes de las que ocuparse. El pase marítimo está limpio, pero a 20 metros, en la otra parte del pueblo, encontramos desperdicios por todas partes y realmente es una pena, que una labor como la que se está haciendo no brille todo lo que debiera por estos “grandes detalles”. Si a todo esto le añadimos la infrastructura para que isleños y foráneos podamos tirar la basura, entre todos haremos de esta maravilla de la naturaleza un oasis en medio del mar.
La isla de la graciosa progresa adecuadamente, aunque, todavía, necesita mejorar.