Mientras los partidos políticos y ministerios debaten por decidir quién debe tomar la decisión de la realización de prospecciones petrolíferas en las aguas de Lanzarote y Fuerteventura, CleanOceanProject informa de la gravedad de la situación. La ONG CleanOceanProject lleva 10 años limpiando playas en Fuerteventura, donde tiene la base. Si en el curso de esos años ya se ha encontrado grandes cantidades de crudo procedente de vertidos serían inimaginables las repercusiones si se llevan a cabo prospecciones petrolíferas en las aguas del Atlántico Central.
La compañía Repsol pretende emplear un área de 616.060 hectáreas de mar entre las costas de Fuerteventura y Lanzarote para instalar plataformas petrolíferas. Dicha superficie equivale a casi 2,5 veces la superficie emergida de las dos islas. El hecho de que el área forme parte de la Reserva de la Biosfera y que en el año 2004 la Organización Marítima Internacional declarara las aguas de Canarias Zona Marítima Especialmente Sensible no parece importarle a la empresa, la cual ya ha admitido en prensa la posibilidad de derrames y vertidos.
Desde el punto de vista medioambiental sería desastroso. Las características geomorfológicas, oceanográficas y climatológicas del archipiélago han propiciado la existencia de multitud de especies marinas en dichas aguas. Además casi un tercio de estas especies son endémicas. Diversas especies de cetáceos, tortugas, peces y miles invertebrados hacen de los fondos de coral su hábitat y fuente de alimentación. Los inevitables vertidos de petróleo al mar y la evaporación de los hidrocarburos serán muy tóxicos para la vida marina.
Desde el punto de vista de desarrollo sería retroceder. Con el paso del tiempo el hombre ha sabido sustituir las energías finitas y dañinas por energías alternativas, limpias e inacabables. Precisamente los territorios de Fuerteventura y Lanzarote son ricos en viento, radiación solar y potencia mareomotriz. Existen molinos de viento en diferentes zonas de las islas y son muchos los habitantes que usan placas solares para abastecerse de electricidad. Además la quema constante de gases tóxicos que afloran con el crudo colaborarán al calentamiento global del planeta.
Desde el punto de vista económico sería una locura. El principal ingreso de las islas es el turismo. Es por el clima cálido, las aguas transparentes, los deportes acuáticos y los bellos horizontes que los turistas llegan a Fuerteventura o Lanzarote cada año. Nadie va a querer bañarse en aguas negras o divisar plataformas cuando miren al horizonte.
Se mire por donde se mire no tiene sentido alguno este proyecto. Se teme que si no es España quien lo haga será Marruecos. El problema no es quien lo haga sino la magnitud de las consecuencias de la instalación de plataformas petrolíferas en las aguas del Atlántico Central.
Los ciudadanos de estas islas se oponen rotundamente a este descabellado proyecto pero las entidades responsables hacen caso omiso.